Madre María canalizada por Judith Coates
Diciembre 2010
Gentiles, benditos, hijos del Más Alto, os saludo en Amor, porque eso es quienes y lo que verdaderamente sois. Yo soy aquella conocida como María, madre de Cristo; y Yo Soy y Vosotros Sois, también.
En esta época del año estáis celebrando el nacimiento de Cristo. Habéis dejado un día como festivo para recordar al Cristo y daros mutuos regalos tangibles que son como un símbolo de vuestro Amor. No tienes que hacer del día festivo uno de estrés, preguntándote qué comprar, cuál sería el regalo perfecto para darle a un ser amado, un amigo, un compañero, porque verdaderamente ya en tu amistad les estás dando el regalo más maravilloso, el regalo del Amor, el regalo que dice: "Yo te valoro. Yo sé quién eres. Yo sé el Amor que eres".
Y así elijas un regalo simple o uno extravagante si quieres; y lo das con todo tu amor al compañero, al amigo, al familiar, al colaborador, al camarada. Los das con tu Amor y con tu reconocimiento de que sabes el Cristo que ellos son.
Ahora hablaré con vosotros sobre la verdadera historia de la Navidad. Tenéis la historia bien conocida de mí viajando hacia Belén con mi esposo, José; y cómo el bebé Yeshua nació en lo que era un establo. Era donde los animales se alojaban, pero no era lo que podríais llamar una cueva rudimentaria; y no era fría; era muy cálida, acogedora. Los animales en su inocencia y simplicidad dieron mucho amor; y verdaderamente era un lugar santo.
Mientras nos aproximábamos a Belén yo sabía que había llegado el momento del nacimiento del niño; y preguntamos en una posada si podríamos quedarnos allí. Pero el posadero y su esposa sabían que la posada con todo su bullicio no era el lugar para el nacimiento; y entonces sugirieron que fuéramos al establo detrás de la posada, el cual ellos ya habían preparado para nosotros. Así que tenéis la historia de la Navidad como os es relatada en vuestras sagradas escrituras; y es básicamente lo que sucedió. También es una historia con simbolismo y puede leerse en muchos niveles.
Pero yo os hablaría ahora sobre el verdadero nacimiento del Cristo, la verdadera historia de Navidad, porque ella sucedió aún antes de que el tiempo comenzara. Sucedió cuando hubo un pensamiento en la mente de lo que llamáis Dios, la Totalidad de Todo, cuando hubo un Pensamiento para crear, para expresar la Luz.
Ése fue el primer nacimiento de Cristo; y tú estabas allí, como has estado muchas veces en el nacimiento de Cristo, tal como has estado incluso en esta vida en el nacimiento de tu propio Cristo, cuando has tenido un momento de "¡Ajá! Yo debo ser más de lo que había pensado que era. Yo debo ser más de lo que mis pares, la familia, incluso los amigos, me han dicho que soy".
Tuviste un momento de revelación, un momento de remembranza Crística que llegó para cambiar tu manera de mirar las situaciones y tu manera de mirar las relaciones; un momento de nacimiento del Cristo. No solamente sucede un día al año. Puede suceder en cualquier momento, en cualquier lugar; y con cualquiera o sin nadie más.
Es aquel momento cuando te das cuenta, lo haces real en tu consciencia, que tú eres el Cristo venido a esta realidad para vivir esa Luz, para que todos los hombres y mujeres puedan ver lo que tú eres y lo que ellos son, para que ellos puedan ver lo que ha sido llamado el aura que viene cuando estás feliz, gozoso; cuando estás en un lugar donde estás elevado y vas más allá de lo que el mundo dice que es la experiencia humana.
Así que habéis establecido un día todos los años como una oportunidad para recordar a Cristo; no solamente mi hijo, un Yeshua que era y es el Cristo, que vivió una vida humana para poder caminar entre vosotros como un pequeño y luego como un hombre; para poder compartir con vosotros las revelaciones y el conocimiento de cuán grandes sois, aún cuando el mundo no lo reconozca.
Habéis apartado un día cada año con la esperanza de tener una oportunidad de recordar el Amor, de recordar cuán amados sois, que como niños pequeños siempre camináis por la faz de vuestra sagrada Madre, la Tierra. Porque no importa cuán alto crezcas ni cuántos años acumules, siempre eres ese pequeño e inocente niño, el niñito que no conoce ni entiende las maneras del mundo.
Y es por eso que de vez en cuando te estrellas con el mundo, porque no tiene sentido que algunos puedan ser como los percibes: quizá difíciles, fríos, incluso rudos en lo que te dicen. Porque tú eres el Amor mismo. Tú eres el inocente Niño sagrado. Tú quieres ser amado; y tú quieres dar Amor; y tú quieres dar Amor libremente, inocentemente, sin limitaciones.
Pero el mundo, en esta realidad que cree en la dualidad, lo bueno y lo no tan bueno, te ha enseñado a sentir que podría haber menos que el Cristo caminando por la faz de vuestra sagrada Madre, la Tierra. Y entonces hay ocasiones en las cuales te sientes decepcionado por ti mismo y por otros; y te preguntas cómo puede ser esto.
"Si Yo soy" - y tú lo eres - "el niño Crístico caminando por la faz de la Tierra: ¿Cómo puedo tener sentimientos negativos? ¿Cómo puedo tener juicios sobre mí y sobre otros?" Eso es parte de lo que ha sido llamado la condición humana; e incluso la razón por la cual habéis venido, es mostrar que eso no es Real, con "R" mayúscula. Es real, con "r" minúscula, en esta realidad, porque esta realidad dice: "Bueno, tienes toda clase de oportunidades; y algunas de ellas serán buenas y algunas de ellas no serán tan buenas".
Pero en verdad, todas las oportunidades que te llegan traen un regalo; un regalo para percibirlo de manera diferente y para percibirte como el dador de regalos, porque tú lo manifiestas todo. Verdaderamente no hay nadie más que tú viviendo tu vida en tu mundo, excepto tú; y tú eres el sagrado Niño Divino manifestando, expresando, experimentando; y luego juzgando.
Pero el juicio, cuando ha asumido la cobertura del mundo, no es verdadero juicio. No es juicio justo. Es el juicio que has hecho durante eones en esta realidad, la cual podría no ser otra que el Amor. Cuando eso llegue frente a ti, como mi hijo os ha dicho muchísimas veces, respira profundamente, apártate de ello tan pronto como te des cuenta que podrías estar en un lugar que no se siente muy bien, respira profundamente y apártate y pregúntate: "¿Cómo puedo ver esto de otra manera? Seguramente hay otra manera de percibirlo".
Y si literalmente tienes que dar la vuelta para tener una perspectiva diferente de algo, incluso si tienes que ir alrededor en círculos, eso está bien, porque quieres un cambio de punto de vista. Quieres saber: "¿Cómo puedo percibir esto de otra manera? Porque yo sé que en un nivel muy profundo tiene que haber un regalo en esto; de otra manera yo no lo manifestaría. Yo soy la extensión del Uno creativo y estoy creando. Y si yo soy la extensión del Uno creativo y estoy creando esto, entonces seguramente tiene que haber algo bueno en ello; y yo quiero ver eso bueno".
Entonces tomas la respiración profunda y te apartas del asunto y pides ver la imagen sagrada; ver, como mi hijo os ha dicho muchas veces, la imagen total, toda, no solamente la parte de ella que está precisamente frente a tu cara.
Hay muchas realidades dentro de la expresión del Uno creativo; ésta no es la única realidad. Ésta es una de las realidades más desafiantes; y por eso mi hijo os llama maestros, porque solamente un maestro elegiría venir una vez más a una realidad que podría creer en algo diferente de la divinidad. Y cuando quiera que es creada una realidad que ha olvidado su divinidad, siempre hay un Mesías que se ofrece como voluntario para venir y nacer nuevamente como el Cristo, para nacer de nuevo en la realidad para ser un mostrador del camino.
En esta realidad tenéis muchos profesores. A lo largo de las edades tenéis muchos profesores, los habéis llamado Maestros Ascendidos; y muchos profesores, incluso profesores que caminan junto a vosotros; amigos que son vuestros profesores.
Y en cada realidad que se ha olvidado a Sí Misma, con Mayúscula, siempre hay un Mesías que viene. Frecuentemente el nacimiento del Mesías es honrado como un día especial; repito, con la oportunidad para quienes celebran el nacimiento del Mesías de recordar que ellos son el Mesías, también; que ellos han venido de la misma Fuente.
Así que a lo largo de lo que veis como eones, ha habito muchos Mesías diferentes, quienes han sido aclamados como los sabios que han venido a mostraros una vez más que el cuerpo no os contiene. Usas el cuerpo para caminar, para hablar, para ir a sitios, para expresar la divinidad, pero tú no eres el cuerpo. Y tú no eres la personalidad.
No importa cómo trates de conformar la personalidad para que seas amado - ésa es la motivación subyacente - tú no eres la personalidad. Tú eres el espíritu que activa el cuerpo. Tú eres el espíritu que siempre está deseando regresar al Hogar, llegar a la realización del verdadero ser que eres y vivir en Luminosidad, caminar luminosamente en este mundo.
En el día que habéis dejado como día santo, en la mañana apenas abras los ojos, permítete no pensar sobre lo que tienes que hacer en ese día. No tengas el primer pensamiento de: "¿Qué comida voy a preparar? ¿Cuáles regalos tengo aún que envolver? ¿Adónde tengo que ir?" Dedica los primeros minutos de esa mañana a agradecer al Espíritu Santo tuyo, al inocente niño Crístico tuyo, por permitirte venir a esta experiencia a jugar en esta caja de arena.
Permítete sentir la santidad del Cristo. Tú naciste, el Cristo tuyo, una vez más en remembranza de la Navidad, el día que habéis establecido como día santo. Y luego en el día siguiente al festivo, cuando te despiertes por la mañana, recuerda quién eres. Recuerda... "¡Oh, otra vez es mi cumpleaños!". Y puedes tener 365 cumpleaños; y cada cuatro años puedes tener 366 cumpleaños.
Y permítete sentir la Luz. Permítete pasar luminosamente el día santo; y luego todos los días después de ése. Eso hará una diferencia en cómo ves al mundo. Hará una diferencia en cómo te ven otros. Si ellos te ven viviendo luminosamente, eso los estimulará a mirar en su corazón y a caminar por la senda de la Luz. Porque verdaderamente lo que tú eres, incluso con la forma física, es energía lumínica congregada en una forma.
En el comienzo, incluso antes de que hubiera tiempo, hubo el nacimiento de Cristo con el Pensamiento (Con mayúscula) del Uno, que estaba fuera del tiempo, incluso fuera de lo que entendéis como creación; el Pensamiento de manifestarse y expresar la Luz, ese Pensamiento.
La Luz es usada como un símbolo. Así que si hablo a otros en otras realidades y otras dimensiones que no conocen la fisicalidad, el ejemplo de la Luz no es usado. Pero para vosotros en esta realidad, se entiende que la Luz es la divinidad de la fisicalidad.
En el comienzo, incluso antes de que comenzara el pensamiento, estaba el Cristo - Principio Creativo, lo llamaré - el pensamiento de seguir adelante, sin fin. Seguirás el paso del tiempo hasta cuando el propósito del tiempo haya sido cumplido - y será cumplido dentro del tiempo - y te encontrarás aún existiendo. Habrá una libertad, una alegría, una verdadera celebración de luminosidad; no luminosidad física, sino luminosidad de espíritu que sabe cómo tan sólo Ser, explorar, experimentar, expresar en todas formas el Principio Creativo.
Este año permítete vivir con sencillez. Aproxímate a tus días festivos con sencillez y alegría. Sabe que el regalo que más atesoras es el regalo del Amor y sabe que el don que todos atesoran más es el regalo de ser amados. No importa si tienes para regalar los regalos más costosos. Lo que importa es cómo das al dar el regalo. Lo que importa es que estés deseoso de dar.
Entérate de que estás dando nacimiento al Cristo cada vez que recuerdas amar; pues por vidas te has permitido ser el padre, traer al bebé recién nacido, tener ese bebé en tus brazos y mirarlo a los ojos con su inocencia y amor; tú te has preguntado: "¿Y ahora qué hago?" Tú los amas. Tú los acaricias. Tú les agradeces por estar en tu vida. Tú puedes hacer esto con tus propios hijos. Tú puedes hacer esto con el hijo de cualquier otro. Puedes hacer esto con tu propio Niño Crístico.
La verdadera historia de la Navidad, del nacimiento del Cristo, sucedió aún antes de que se hubiera pensado en el tiempo; y sucede en muchas realidades que han olvidado su Divinidad. No todas las realidades han olvidado su Divinidad, pero para aquellas que lo han hecho, llegamos, tú llegas para recordar a los de naturaleza Crística que expresen y experimenten todas las realidades.
Así que ama, vive, da nacimiento al Cristo conscientemente con sencillez y alegría, como fue hecho una vez antes de que el tiempo comenzara y como yo lo hice en el establo tras la posada. Cada vez que quieras conocer el Amor, llámame. Te he amado con amor imperecedero, porque tú has sido mi hijo. Tú siempre eres mi Hijo, mi sagrado Hijo.
Así sea.
Tradujo: Jairo Rodríguez R.
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